Noche fría, oscura, lluviosa de diciembre.
Noche y más noche de heladas sonrisas congeladas en el tiempo.
De soledad. De melancolía.
Noche de Luna nueva.
De nostalgia pegada a tus huesos, calados. Empapados.
De lluvia. De lágrimas. De un mar salado.
Agridulce soledad. Mas noche cerrada. Vedada de amantes.
Negada a un pálpito. Al latir de un corazón errante. Agonizante.
Oscuras agujas que penetran con tu mirada la última palabra tajante. Decidida.
Obligada a acatar la orden de seguir pulsando (palpitando). Apretando. Maniatando.
Atados de pies y manos, de alma y corazón.
Los escasos segundos en el espacio y tiempo de tus dedos en mi cuerpo.
De esos labios que pronunciaron...
Tabúes,
...mas ahora, para mí, mentiras.
Por creer.
Para saborear un triste recuerdo. Desvaído de conciencia para ti.
Un bolígrafo tachando la inmoralidad en tinta de sentimientos infiltrados donde memoria deja de existir para pasar al acto en que evocamos a nuestro yo sin aludir a nadie.
Donde volvemos al corazón para entender el querer.
Dibujamos corazones en mente y en papel a colores de cariño por desamores de blanco y negro.
Engaños pasados, pisoteados por nosotros mismos cada anochecer,
En que buscamos sin ánimo ni garbo la luna oculta en las sombras impregnadas de esta noche en la que nos preguntamos:
"¿Dónde está el amor?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario